sábado, 16 de abril de 2011

"La edad de la ciruela" en La Jeta Literaria.


- Arístides Vargas nació en Córdoba (Argentina) y vivió desde muy niño en Mendoza. Trabajó en algunos grupos de teatro locales y estudió teatro en la Escuela Superior de Arte Dramático de la Universidad de Cuyo. En 1977 tiene que exiliarse debido al golpe militar, radicándose de forma permanente en el Ecuador. Este hecho marcará de forma decisiva su obra. Ha dirigido importantes grupos y compañías latinoamericanas. Ha sido traducido al inglés, francés, portugués y alemán. La temática de su dramaturgia gira en torno a la memoria, el desarraigo, la marginalidad. La suya es una escritura poética no carente de humor pero no por eso no contenedora de cierta amargura y, pese a esta última, de la inocencia suficiente para creer que el mundo puede, así y todo, ser cambiado. Entre otras, es autor de las siguientes obras: “Jardín de Pulpos”, “Pluma”, “La edad de la ciruela”, “Donde el viento hace buñuelos” y “Nuestra Señora de las Nubes”. Respecto a su dramaturgia, Santiago Ribadeneira Aguirre, expresa: “Los textos de Arístides Vargas son la presencia de la ausencia. Los personajes de Arístides son deliberadamente deambulatorios, no tienen un espacio definido o definitivo. Existen en el ejercicio pleno del olvido y la memoria, porque su identidad personal (también la nuestra, puesto, que al ser investidos por la puesta en escena nos convertimos en voz común) es la conciencia que acompaña al ejercicio pleno del pensar: lo específicamente recordado y lo específicamente olvidado…”.
- “La edad de la ciruela” es un juego sobre el tiempo y la edad, una tragicomedia que deambula por los borrosos límites de la soledad y la ridiculez. Pero fundamentalmente es una representación de la memoria, una tensión entre el presente y el pasado; dice Shakespeare que el tiempo es el aire que respiramos. En el aire de “La edad de la ciruela” hay mujeres pájaros que no pueden volar, madres árboles que dan frutos que se pudrirán, hermanas del alma que se aman con rabia. El tiempo y la memoria, las imágenes difusas de un pasado que no se resigna a morir, un pasado que continuará vivo mientras se tenga memoria de él, un pasado que se conforma cada día con girones de recuerdos, de un tiempo con olor a vino de ciruela y ratas grises escondidas en los recovecos más ocultos de la mente. Eleonora escribe a su hermana, Celina, porque su mamá está a punto de morir. A partir de ese acto, que quizás nunca se lleva a cabo, se desencadena la acción principal de la obra: recordar. La memoria es el campo de batalla de estas dos hermanas distanciadas en el presente, hermanas en la vida y en los recuerdos, fantasmas de un ayer. Cada carta es el preámbulo de un nuevo recuerdo de una casa en la que vivió una familia conformada por abuelas, tías, tías abuelas, una madre y una criada; y cada recuerdo cierra una herida y abre otra, alumbrando el paso por la vida que han tenido estas mujeres al amparo de un testigo que florece una vez al año y oficia como telón de fondo de esas existencias casi tan agrias como las ciruelas que brotan del árbol que vigila el fatal transcurrir del tiempo. Porque “La edad de la ciruela” es una gota fatal que cae en medio de abrazos no dados y no recibidos, y de risas que permanecen en silencio en un para siempre efímero.
- Puesta en escena por el grupo de teatro "Mareaje" bajo la dirección de Luis Lobo, “La edad de la ciruela” ha sido la obra ganadora de la última edición del “Festival Provincial de Teatro” - realizado en octubre del año pasado - y elegida así para representar a nuestra provincia en distintos festivales regionales y nacionales. El próximo sábado 21 de abril estará visitando a La jeta literaria para ser objeto de un desmontaje teatral que estará a cargo de su director, vale decir también galardonado en el antes dicho “XIII Festival Provincial de Teatro”. ¿Qué es un desmontaje teatral? Es un recorrido por los distintos procedimientos y herramientas con que un autor-director encara el proceso creativo de un espectáculo teatral. Una disección poética a través de la cual se busca seguir su evolución desde las borrosas imágenes iniciales – sus pre-textos – hasta el primer borrador y las sucesivas versiones, durante el período de ensayo. Desmontar es mostrar una a una las piezas del puzzle teatral, y explicar el cómo y el porqué de su armado antes de que el tiempo lo vuelva una figura de unidad impenetrable. Un análisis de los materiales y procedimientos con los que trabaja un creador (composición de personajes, tonos y estilos, selección de elenco, los objetos y la música que definen la estética, proceso de ensayos, la escenografía, el vestuario, la música y la iluminación, la producción…); observados sobre el ejemplo mismo de un proceso, expuesto en su desglose, con el fin de objetivar esos mecanismos y poder reflexionar sobre la práctica de los mismos. Por decirlo de una manera menos acartonada: una invitación a comer en la cocina mientras bulle la cacerola. Mirando cómo, en qué tiempo, con qué y pudiendo preguntar por el sentido de los ingredientes y los utensilios.

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