jueves, 17 de diciembre de 2009

¿Coelho o Kafka? ¿A dónde mando el sms? de Belén Cianferoni.


Mis amigos tienen una actitud positiva cuando muestro mis cuentos o las pseudo crónicas que escribo, me ven y preguntan con una cara licuada entre preocupación y solidaridad, Belencita… has tocado fondo…, y me dicen entre llantos mocosos ¿Belenchus en verdad estás tan mal? te entendemos. Temen por mi vida, que en un acto desesperado salte de algún lugar alto, que me extra medique, o quien sabe cuántas cosas fuleras …productos de una imaginación a base de fernet y puchos baratos (puede agregarse también el sostén de educación básica argentina a medio hacer, es el resultado de varias profesoras de lengua del secundario). Lo que no consideran es que de hacerlo, de en verdad sacar el último aliento a este saco de huesos con cuero y baches, lo haría de una manera más artística que los suicidios asistidos por crónica tv… y lucrativa para mis cuentos de paso, aunque no disfrute de ver como mis escritos prosperan, pero no importa… pero… y si me hago la muerta… así podría ser que… Es peligroso, fraudulento e inútil seguir en esta línea de pensamiento, mejor dejo de seguir maquinando esto. Me autopropongo ir saltando de tanto en tanto a otro tema que no involucre ningún artículo del código penal.
Cuando aterrizan las preguntas incomodas sobre mi estado emocional respondo intentando guardarme las malas palabras muy adentro mío: No, todavía no sigue la idea de seguir puteando un rato más, todavía no compre un libro de Bucay o de Coelho.
- Yo quiero morir ahogada en sopa de letras… me imagino los diarios, los encabezado y a crónica tv con las trompetas… “”PIBA QUE ESCRIBÍA SE AHOGA EN SOPA DE LETRAS”… fantástico. Después les dejo unos cuentos periódicamente a unos amigos para que simulen encontrar los escritos de mi época depresiva en algún cajón o caja fuerte. Doy una comisión a cambio, y que ellos inventen un contexto en el que los escribí (conociéndolos el contexto va a resultar mejor elaborado que los cuentos), así puedo vivir en paz en Machu Pichu, en Irak o en Georgia del Sur, algún lugar tranquilo y sereno fingiendo mi muerte y tomando unos tragos de vodka de vez en cuando. –
De tanto en tanto, después de tantas preguntas, me quedo pensando: cómo sería mi vida si comprara libros de autoayuda y superación. Aparte de perder el respeto de mi persona, se agregaría también que podría llegar a ser feliz, y por ende cambiaría mi manera de escribir. ¿Cómo sería una Belén con el cerebro lavado, limpio y fresco como una lechuga? De seguro escribo poesía y de amor, pensamientos pedorros con un hilado grueso y obvio, no escatimaría en rima ni en mundos paralelos y danzantes, con muchos unicornios y hadas, plagado de mensajes moralizantes y rectos donde se podría aprender de… que se es posible ser feliz y escribir pelotudeces.
- ¿Otros escritores habrán fingido su muerte? Kafka es sospechoso… es demasiada casualidad que aparecieran de la nada tantos escritos periódicamente a manos de su amigo, de su secretario, digo por decir presunciones nada más, sumándo su joven edad y esa enfermedad fulminante tan bien preparada. Todas esas circunstancias de su vida me suenan a imaginación perseguida por el apuro de aumentar el valor a la obra artística. –
He recibido un par de libros de Coelho como regalo de cumpleaños -que alentador- por parte de mis amigos –reitero que alentador– pero se transformaron siempre en dinero cuando los vendo a las vecinas de enfrente y ellas tan gustosas por el envío a domicilio, pagan un pequeño precio extra, que es solo un 25 por ciento sobre el monto que abonaron los agridulces buitres que tengo por amigos, es cierto la felicidad no tiene precio, pero para mis vecinas de enfrente si, y con un recargo del 25 por ciento.
- ¡No quiero llegar a imaginarme el precio de mis falsos libros póstumos si fuesen de autoayuda o de superación! Siento que estoy perdiendo plata fingiendo estar viva para mi familia ¡Y triste!, en vez de estar muerta tranquilamente en algún lugar francés o tropical quizás y feliz escribiendo boludeces. ¡Qué garka era Kafka! De seguro él sabía todo esto, y no esperó para hacerse el difunto. Aunque si me mato (en ficción), no tiene sentido que escriba cosas lindas, seguro el que escribe cosas lindas tiene una vida muy feliz, y no se mata porque sí ahogándose en una sopa de letras. -
Todo mejoraría con los libros de autoayuda, sería tan feliz que bebería de noche sin preocupaciones, compraría ropa de moda hasta que la tarjeta de crédito se empache, reiniciaría el nuevo día cantando, besaría bebes en la frente, comería barras de cereal a pesar de que tengan un sabor a cartón asqueroso pero no me importaría porque tendría un radiante sabor a campiña francesa mojada por las suaves aguas del perfumado riachuelo, iría a escuchar chacarera aunque la odie con toda mi alma pero me reencontraría con mis raíces –nauseabundo que no?-, usaría la palabra raíces pero siempre en buen sentido –puaj-, le daría una nueva significación a lo que significa la palabra bienestar mental –¿qué?–, podría estar bien con mi intra-yo-interno –usan palabras así ¿qué no? – tomaríamos licuados en vez de cafés y mi intra-yo-interno me contaría que se siente para la mierda viviendo esta mentira que llamo vida alegre. La mirare a los ojos y le diré muy enojada: ¿Qué diría Coelho si te viera así? El sabe de esto porque sabe… Se decepcionaría, y sabes qué pasa cuando Coelho se decepciona… Nos mataría a las dos… Yo no te conozco, en verdad no te conozco… Vete… fuera... Vete… ¡¡¡Coelho perdóname… esta imbécil no sabe lo que dice!!!
- Escribir siempre libros deprimentes y tristes puede llevar a suicidios, dice el prospecto de los libros de Poe y Quiroga. Es decir, que en mi falsa vida (o falsa muerte, uy que lio), el escribir sobre temas completamente deprimentes hablando de violaciones, depresiones, mutilaciones, asesinaciones, y todos esos iones de carga negativa, puede llevar a matarme de verdad, encima nadie iría a mi velorio (¿Cómo son los velorios en Georgia del Sur?), porque ya fueron al otro falso velorio a cajón cerrado porque me ahogué en un sopa de letras insulsa mientras sostenía un par de cuentos en la mano para la promoción de Alfaguara (de seguro Luis María me saco una foto). –
En el fondo ¿cuál quedaría de las dos opciones?, mando “fuerzabucay” por sms al 6969 o “ahogatenlasopadeletras” al 9696, ¿o en verdad hay algo más? Hay algo más fuerte… Y de seguro no está en un mensaje de texto.

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