lunes, 15 de junio de 2009

FORREST GUMP TAMBIÉN JUGABA EN BOCA, por Néstor Mendoza

FORREST GUMP TAMBIÉN JUGABA EN BOCA




Como Forrest Gump la vida me lleva y me trae. Y corro porque sí. Por ganas. Por prepotencia. Porque me pierdo y luego, me busco, y a veces me encuentro. Y sin saber. Y sin querer, me entrevero en guerras… Ya estuve en Vietnam. En Malvinas. Estuve como un Vietcong desesperado con el cuchillo en la jeta rezando a mis dioses para que el puto NAPALM no llegara. O en un pozo de zorro como un ciego. Como un pichi comiendo chocolate amargo y abrazado a la foto de una chica rubia de un colegio de barrio norte. Y aspiraba el olor de la pólvora. Y para no pensar en los gurkas, para no hacerme en los pantalones, soñaba con ella. Su piel rociada con perfume caro, su aliento a café con leche de la mañana. Soñé con volver y amarla para siempre como en esas películas francesas que hacen lagrimear a las universitarias sensibles: Amelié, La Doble Vida de Verónica. No sé. No sé. Nunca la encontré. Porque las guerras terminan. Como el amor. Como la angustia. Y la busqué por los subtes, los trenes y los colectivos. Que habrá sido de ella? Seguramente antropóloga o licenciada en letras y filosofía. O tal vez una vedette poco conocida. Porque era linda hasta el desmayo. A lo mejor tiene críos rubios paridos en algunas noches con un rugbier del SIC. Y yo aquí en la llaga del Estero. En el bar de la UNSE con mi mp3, con Calamaro que me dice: “estoy perdido y no sé porque, y las cosas no vuelven a su lugar. Oh oh oh que vida cruel!!”
Pienso como un condenado, y llevo la piedra hasta la cima, para verla caer. Caer.Y se que eso lo leí por ahí. Porque Alberto era un francés que escribió sobre el suicidio y también dijo que todo lo que sabía sobre moral lo aprendió del fútbol. Y me acuerdo que a los diez años quería ser Gatti en la bombonera, el poeta flaco y de vincha, inventando locuras bajo los palos. Y el estadio aplaudiendo a rabiar. Pero el fútbol también se acaba. Se muere. Es una peste porque ya no veo pelotas hechas con medias viejas, ni changuitos descalzos llenas de salitre las patas.
Como el eternauta de Oesterheald viajo por el tiempo. Y enloquecido espero a los soldados de la sucia y Triple Alianza. Ahí en el Paraguay con mis camaradas adolescentes, la cara llena de betún, para parecer grandes. Para que los triples, los miles; los de Mitre, no se den cuenta. Y para no hacerme en los pantalones ensayo un Sapucai. Largo como el amor por ella. La tejedora de mantas, la cocinera metafísica del borí-borí.
Y me agujerearon el estómago de un sablazo. Y caí. Y besando mi tierra colorada me creyeron muerto. Pero no. Después quedamos pocos machos y mucha hembra viuda. Y en la tierra colorada, ahora de sangre, tuve que hacer muchos hijos con muchas. Porque había que hacer de nuevo la Patria en medio del humo y las esquirlas. Y las amé a todas. Como pude. En los ratos libres. Porque había que hacer casas y limpiar las calles de tanto cadáver desparramado.
Pero eso fue hace mucho.
Fue ayer.
No sé. No sé. Soy una argentovenezolano, un paraguaboliviano, un barrilete con título de LOST IN CONTRERAS que ama a las mozas de bar, a las chicas de doméstico servicio. Y si caen lágrimas de búho no importa que vean. Yo lo mismo ensucio este cuaderno con deseo de meterte un gancho al hígado y te enteres de una vez, que estoy así: midiendo lo que mido, pesando lo que peso y pensando lo que pienso. El café se enfría y no dejan fumar… Tengo los dedos pegados al celular. Y espero que ella… Pero no sé. No sé.



Néstor Mendoza

5 comentarios:

  1. "El café se enfría y no dejan fumar…"

    "¿Por qué en tantas obras históricas, novelescas, biográficas, hay un placer en ver representada la “vida cotidiana” de una época, de un personaje? ¿Por qué esta curiosidad por los detalles: horarios, hábitos, comidas, casa, vestidos, etc.? ¿Es por el gusto fantasmático de la “realidad” (la materialidad misma del “eso ha sido”)? ¿Y no es el fantasma mismo el que convoca el “detalle”, la escena minúscula, privada, en la que puedo fácilmente tomar mi lugar? En resumen, habría “pequeños histéricos” (esos lectores) que obtendrían goce de un singular teatro: no el de la grandeza sino el de la mediocridad (¿si es que hay sueños, fantasmas de mediocridad?)" ROLAND BARTHES

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  2. Odio las cosas simples de la vida y quienes las gozan, porque para las complejas no les da ni la cabeza nio el bolsillo.

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  3. No alcanzan los cuadernos para escribir las ganas ni dar los pormenores de las guerras. No alcanzan, tampoco los lectores para adivnarse tan barbudos y con los lentes cruzados por la cabeza. Aquí es donde valen los bullidos que se salen de las tazas, que se le arriman a uno con esas cosas que acaecen cuando se va a dormir, ese irse a dormir que también es comulgar con el ruido del llavero saliendo del bolsillo, el asedio a los teléfonos, el poner la pava para no ponerla o pasarse horas y dedos por la cara.

    Pibe, hay que meter la mano en tu texto, palpar, saborear, pensarse en ese burdel agitando una lapicera y un sobrecito de azúcar. Hay que volver a las once de la noche con dos puchos en el bolsillo y en un colectivo que revienta de muertos.

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  4. Manojo de imagenes reveladoras de un micro mundo, un poco podrido, derrotado, y unos cuantos "ados" mas. Falta unir, o explicitar el sentido de algunas cosas. Ejemplo: el futbol, de ser una metafora, que significados aporta al resto del texto? Por tomar una referencia, en el texto de andres, Argentina Colombia, sirve para decir muchas cosas. La metafora esta mas lograda, me parece.

    Por ultimo, Conde, no me parece util opinar solamente en terminos de me gusta o no me gusta. Hacer el esfuerzo por explicar nuestros pareceres permite al autor en cuestion, entender nuestros procesos como lectores, le aporta algo. De lo contrario, parece un capricho.

    Tomo palabras ajenas para decir sensaciones propias:

    “Adoro los placeres simples, son el último refugio de lo complejo”
    del libro "Una Mujer sin Importancia", de Oscar Wilde

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  5. Existen culturas en materia de lectura. Cómo negarlo después de la estética de la recepción. Yo no sé si uno hace lecturas a priori, si ya estoy empapada de una cultura en materia de recepción de textos que arrastro desde el sistema (no es muy bonita la palabra)... Pero cuando me enfrento a un texto (no puedo eludirlo) me afano por rastrear el efecto semántico, por captar cómo se manipuló la palabra para darle germen a eso. Cómo y qué. La dichosa fórmula forma+contenido. Si vale la lectura, no lo sé. Lo que sé, o creo saber, es que con este texto hice lo mismo... Y este texto dice, pero siento que no lo dejaron decir todo. Que diga, para mi gusto, ya es mucho. Hay imágenes muy buenas. Los intertextos están ahí y no en balde, pero por ahí como que falta generar la convergencia... o la divergencia... O darles un poquito de luz. Me pasa lo que le pasó a varios creo. Pensé que era por el polisíndeton o los conectores (los que están y los que no), pero no sé... Las imágenes, las ideas, están inconexas, sueltas.Muy buenas, pero sueltas. Creo que ya lo dijeron pero en otros términos. Este texto necesita ser texto.
    Después de eso, me gustó y mucho. Aun cuando creo que en estas lecturas no podemos despojarnos del todo del prejuicio de leer a alguien que para nosotros tiene nombre y apellido, que camina por las mismas calles que nosotros... Creo que eso repercute en mayor o menor medida en la disposición para la lectura. Nieguenlo si no.
    Pero este texto, aun con esa cuestión que juega a priori en la recepción, me gustó bastante.

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